En la política británica nunca se sabe lo que puede pasar. En 2015 la mayoría absoluta de David Cameron pilló a todos por sorpresa y lo mismo sucedió en junio del año pasado cuando los ciudadanos británicos decidieron apoyar la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea.
Tal como muestran los sondeos la distancia entre laboristas y conservadores ha disminuido notablemente desde que el mes pasado May convocara elecciones generales para el 8 de junio. El liderazgo de los conservadores parece verse mermado por el avance de los laboristas, aunque los conservadores siguen estando a la cabeza.
Los tories defienden que Reino Unido solo puede salir adelante con Theresa May, quien representa la seguridad y la estabilidad frente a Jeremy Corbyn que representaría la inestabilidad en las futuras negociaciones del Brexit. May ha declarado que ella está preparada para afrontar el proceso de salida de la Unión desde el primer día y ve, sin embargo, a Corbyn sin un plan concreto para llevar a cabo el proceso de separación.
En los últimos días, sin embargo, May ha estado dubitativa y algo torpe en sus afirmaciones, como lo demuestran sus declaraciones sobre el impuesto de demencia con el que quería que los jubilados pagaran su propia asistencia sanitaria a domicilio y después se desdecía diciendo “Nada ha cambiado, nada ha cambiado”.
Sondeos que se realizaron la semana pasada reflejan que los laboristas no están tan lejos de los conservadores. En las elecciones previas los tres puntos fuertes a tratar siempre han sido el NHS (Sistema Nacional de Salud), la inmigración y la economía. A estos tres pilares se une ahora la negociación del Brexit.
Aunque cuando se convocaron las elecciones parecía que los conservadores las tenían ya prácticamente ganadas, no se pueden prever los resultados. Hay que tener en cuenta que los votantes se han vuelto más volátiles en los últimos tiempos y no son tan fieles a un partido específico como pasaba en ocasiones anteriores.
Los sondeos no mostraron la realidad que se le venía encima al pueblo británico cuando en 2015 ganó Cameron, por lo tanto, la política británica se torna siempre imprevisible y no se puede dar nada por sentado.
Ejercicios:
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Andrea